“La sopa del Santo”, “el arroz del Santo”, “los calderos del Santo”, que con todos esos nombres se le conoce, es una parte esencial de las Fiestas Patronales de Viver en honor de San Francisco de Paula.
Durante muchos años, este guiso ha acompañado a viverenses y visitantes en sus fiestas patronales y en épocas más lejanas ha saciado el hambre de necesitados y menesterosos, siendo ofrecido por los frailes Mínimos a cualquier persona falta de recursos, que llamara a la puerta del Convento y tuviera necesidad de alimentarse.
A lo largo del presente trabajo, vamos a repasar los acontecimientos que han hecho coincidir a Fernando de Aragón, Duque de Calabria y a San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos. Intentaremos justificar la receta de nuestro guiso y su permanencia e invariabilidad a lo largo de los siglos, llegando a nuestros días casi igual que hace 500 años. Buscaremos situar en la Historia de forma cronológica a nuestros personajes, resaltando los hechos que expliquen las anteriores afirmaciones.

